La Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, Primera Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Encarnación.


Se fundó esta Cofradía en la Parroquia de San Vicente en 1572, por el Cardenal don Cristóbal de Rojas y Sandoval, aprobándose sus Reglas el 25 de Septiembre de 1574. Cofradía que se traslada en 1576 desde San Vicente al barrio de Colón (Húmeros).

La Cofradía del Dulce Nombre salía en la tarde del Jueves Santo, siempre intentando de que fuera la primera que hiciera la Estación por su título de Primera Sangre. Corporación que también se trasladó al Hospital de la Santa Cruz de Jerusalén, de donde pasó al Convento de San Pablo, la cual tuvo unas andas del gran imaginero  Pedro Roldán y que luego enriqueció Antonio Gijón con las figuras de los Evangelistas y Doctores de la Iglesia, sin saberse hoy nada de estas maravillosas  andas.

 Una cofradía, que por su decadencia igual que otras muchas quedó unida a la de la Quinta Angustia de Nuestra Señora del Convento Casa Grande del Carmen en 1851, hoy todo un ejemplo a seguir por como hacen su Estación de Penitencia por las calles de Sevilla.

El Gremio de Hosteleros en la Hermandad de Santa Marta.


Fue el Sindicato Provincial de Hosteleros los que el 13 de Julio de 1946, en sus reuniones periódicas acordaron agruparse bajo el patronazgo de Santa Marta, colocando dicha imagen en sus Escuelas Profesionales. Logrando dicho gremio que les fueran aprobadas las Reglas de la Hermandad por la Autoridad Eclesiástica, para darle culto público y tomar el lema de "Charitas Christi urget nos".

El Cardenal Segura fue quien aprobó las Reglas de la Hermandad de Santa Marta el 28 de Septiembre de 1949. Grandísima Hermandad que sale el Lunes Santo con el magnífico Misterio del Traslado del Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo al Sepulcro, una Hermandad que a pesar de no ser muy antigua se encuentra entre las más señeras  y serias  de toda la Semana Santa de Sevilla por el buen hacer de sus hermanos.

Foto de J.M.Serrano.


¿Cristóbal Colón Santo?


Pues no es Santo, aunque falto poco para que lo hubiéramos visto en los altares. Y todo empezó por el Arzobispo de Burdeos, Cardenal Donnet, en el año de 1867, quien hizo una petición al Santo Padre a favor de la apertura de expediente para la beatificación de Cristóbal Colón, como ya saben, el descubridor de la tierra donde vive Obama.

Curioso fue el expediente enviado al Santo Padre en el que manifiesta el prelado, que releyendo la historia de Colón, descubrió el celo infatigable e inspirado de aquel señor, que  tuvo en la tierra el hermoso papel de nuncio de la salvación.

Al no tener buena acogida por la Iglesia el proceso, el 29 de Junio de 1876, vuelve otra vez el Cardenal Arzobispo de Burdeos a dirigirse a Pío IX para que no quede en el olvido su petición y la gran virtud de Colón, vamos, que puesto  así ya podrían subir a los altares a Isabel y Fernando el Católico, como a Hernán Cortés y así una gran lista interminable de grandes personajes. Pero que para nada pegarían en un altar con unas cuantas velitas encendidas.

La leyenda del vaso de la Macarena.


Cuenta una triste leyenda, que un Viernes Santos de regreso  la Virgen por las calles de su barrio, un hombre el cual se encontraba bebiendo con otros en una taberna, al pasar la Virgen salió y se plantó delante de ella lanzándole piropos y sin saber por el vino que ya tenía, le tiró el vaso dándole en su hermoso rostro, creyéndose el hombre que era el sombrero lo que le tiraba.

Dicen que el hombre borracho fue detenido al instante y llevado a la cárcel, donde pasó unos años por atentar contra una imagen religiosa. Este por el camino y arrepentido no paraba de decir llorando: ¡no he sido yo, ha sido el vino!  ¡Yo amo a la Macarena como si fuese mi madre!  ¡No quise tirarle el vaso, era el sombrero en prueba de mi cariño!

Lo cierto fue, que todo el barrio estaba disgustado por la acción del hombre. Pero hubo gente que se pusieron a su favor, contando que era una buena persona, que cuidaba de su madre que se encontraba enferma y que se moriría al tener a su hijo en la cárcel, por lo que fue perdonado y llevo una Cruz de Penitencia tras la Madre de Dios todos los años descalzo y con los pies encadenado, haciendo llorar a muchas mujeres cuando lo veían pasar y en especial a Aquella que está en San Gil que fue la primera que lo perdonó, la Macarena.

El nacimiento de Esperanza Elena Caro .


Fueron los padres de Esperanza Elena Caro, Manuel Elena y Concepción Caro, sevillanos que recidían en el cortijo de "La Baldía", de la familia Benjumea en el término de la Campana, donde nació la artista el 4 de Septiembre de 1906.

Fue bautizada Esperanza Elena Caro en la famosa Parroquia sevillana de San Gil, a las planta de su queridísima Virgen de la Esperanza Macarena. Hermandad para la que trabajó en obras tan importantes del bordado como el manto de la Coronación de la Virgen, realizando sus estudios básicos en el Convento de Santa María del Socorro de religiosas Concepcionistas.

Es la tía de Esperanza Elena Caro,Victoria Caro Márquez (1878-1949)  quien en unión de su hermano José (1877-1936) abrieron un taller de bordados en la calle Calatrava 1, en el año 1917, para realizar y crear grandes prendas para la Semana Santa. En este taller familiar, con tan sólo 12 años de edad, Esperanza empieza a recibir sus primeras enseñanzas, las cuales la llevaron a lo más alto del arte del bordado, siendo una de las más grandes en esta rama, que Sevilla y España ha visto.

La bordadora Esperanza Elena Caro.