Gran Poder.


No me extraña nada el silencio maestrante cuando pasa el Señor de Sevilla, nada porque ¿como se puede hablar ante Dios vivo y entre nosotros si es Dios? No salen las palabras, para nada, y al que le salga es que todavía no lo conoce o no se ha dado cuenta que ese silencio a su  alrededor  no lo impone nadie, sólo el sevillano que bien sabe, que el que pasa no es otro que Dios, El Señor de Sevilla, El Gran Poder y El que vive San Lorenzo, ¿como van a salir las palabras?.

      Foto de Jose Campaña.

Cuando pasa el Gran Poder .


Y dijo el bohemio: Cuando el Señor del Gran Poder pasa andando por Sevilla, los que estan en los balcones de la fotito y tieso postureo se deben de poner en pie y no seguir dejado caer en el balcón por respeto al más Grande de los Nacidos, que en pleno siglo XXI sigue con su Cruz a cuesta por todos nosotros.

        Foto de Peña Blanco.

La palabra.


Deberíamos de mantener más la palabra y respetarla como los Patriarcas Gitanos, que con un apretón de mano o una Palabra va al cielo.

Voy siempre.


Voy siempre de frente como aquel bohemio que fue golpeado por la sociedad y no la vida.

Voy siempre a mi aire pero sin entrar en vida ajena, y mucho menos intentar que me comprendan porque ni yo mismo muchas veces me comprendo.

 Voy por el camino que la vida me puso y en el voy conociendo de todo, como si fuese un mercadillo pero en este caso, de seres humanos, o malvados mejor dicho, esos que a mi me dan miedo y no los muertos que duermen su sueño eterno en Campos Santos y que ya a nadie molestan.

 Voy a mi aire sumergido muchas veces en esos templos de la cultura que son las librerías de viejo y esas bibliotecas vacía, que sólo entran en ellas los que trabajan y porque no tienen más cojones.

 Voy, si, voy siempre como aquel bohemio que fue golpeado por la sociedad y no la vida, que a pesar de los palos que para mi ya no son nada, me sigo levantando y pisando fuerte, muy fuerte en un mundo donde las ratas son las de dos patas, que si pudieran me comían. Pero no, para nada porque al bohemio es difícil de hundir, al no ser que por el pase un tanque. Buenas noches a todos y hagan el amor, que no es ningún pecado ni mucho menos como una gran mayoría nos han hecho ver y siguen con lo mismo, ni caso, hagan el amor.

Se acabó.


Buenas tardes a todos. Se acabó, el que me conoce sabe bastante bien que me visto por los pies, no por el Nabo como muchos, y de antemano no necesito consejos ninguno, sólo los de mi gran biblioteca que me enriquecen en lo que  usted no puede comprender porque no ha leído ni a Tintín. Dicho esto, sabéis que suelo publicar y no meterme en nada de los demás en su muro, al no ser una emergencia como esta para defender no a una amiga, sino más que una hermana, y me refiero con los dos cojones que tengo y usted no tiene a mi Gran Amiga Lola, ¿pasa algo o ha matado a alguien? No, nada malo ha hecho, solo expresar que no le gusta la mamarrachada que han hecho con la Madre de Dios, que no es otra que la Esperanza y Macarena  como la han vestido.

A esta Amiga mía del alma y no desde la Hipocresía como muchos la han utilizado si que le han hecho daño por culpa de cuatro amargadas, que no tienen vida ninguna y han conseguido que su amistad con un gran amigo se haya perdido en el aire. Una amistad que la borran personas no de una Hermandad, sino de una Secta que le dicen Macarenismo, cuando no saben ni conocen como un servidor lo que es el ser Macareno por un milagro que ya hace un tiempo Aquella que está en San Gil me concedió. Pero no importa, eso no vale que Ella te elija y te premie, no, porque si no eres de esos grupos corruptos del odio y de la envidia y un Judas como ellos te bloquean o te insultan.

Termino diciendo lo siguiente y no me arrepiento en nada, solo  en haber conocido a tantos cobardes y Judas que se lavaron las manos como Pilatos en el grandísimo misterio de la Hermandad de la Macarena para no perder su me gusta en Facebook y ampararse en gentuzas que no conocen ni su propia vida. Gentuzas que viven del apellido de su padre o madre y se creen siempre con el derecho de la verdad, ese que ni el mismísimo Señor de la Sentencia nunca tuvo. Por todo esto y mucho más,  os digo sólo una cosa mancha de falsos: Váyanse a mi famosa Venta er Nabo. Se acabó partidas de imbéciles COBARDES.