Setas.


Cuanto más miro las setas, menos creo en los arquitectos.

Fíjense si le gustan las Cofradías.


Fíjense si le gustan las Cofradías al tío, que hasta por las feas setas las ve .

Reina y Madre de Dios.


¡Reina y Madre de Dios,
Macarena,
Esperanza de mi corazón,
Esperanza y Macarena!

         Foto de Paco López.

En tus más.


En tus manos dejo mi fe Macarena, para así nunca perderla y siempre por los siglos de los siglos tú en tu alma la lleves, Macarena.

        Foto de Calvo Pastor.

Y en la soledad de su Basílica.

Y en la soledad de su Basílica, cuando la Macarena se va a repartir por Sevilla su Esperanza, los Ángeles quedan arrodillados y rezando para que la Reina más grande del mundo, el icono mariano más importante y la Virgen más Virgen de todas las vírgenes vuelva lo antes posible, porque sin Ella, los Ángeles se pierden en la soledad de su Basílica.

              Foto Haretón.

El día y la noche .


El día y la noche se están peleando. Pues los dos discuten por un mismo motivo de amor, el de estar más tiempo con la Virgen que ni los Ángeles pudieron nunca imaginarse por tanta hermosura, la Esperanza y Macarena.

              Foto de Peña.

Una rosa de gracia plena.


Una rosa de gracia plena tiene el barrio de la Macarena. Una rosa que llora y ríe, la que es toda una explosión de amor y Esperanza por Primavera, mi Esperanza Macarena.

       Sublime foto de Peña.

Dejará la Primavera.


Dejará la Primavera una clásica estampa como cada año en Sevilla, una estampa clásica y única como es la de ver a los Armaos de la Macarena por las calles de esta Sevilla de ensueño, de embrujo y llena de tesoros ocultos.

Dejará la Primavera momentos que solo por esta fecha nos pueden transportar a una Sevilla añeja, pintoresca y en  blanco y negro, que aún así, el brillo no se perderá ni la luz que todos necesitamos ver. Porque ese brillo y esa luz está en los ojos llenos de emoción de los Armaos y en sus corazas, una luz que a todos nos llena de Esperanza y Macarena.




El Reino de los Cielos.


Fue la Cruz elevada con su cuerpo hecho dolor y clavado por unos clavos, esos que hoy también nos  siguen clavando pero de otra forma y tú mi Señor lo sabes. Porque al igual que a ti te clavaron esos malditos clavos seguirán haciéndolo con personas humildes que son a las que se atreven a clavar, pero como he dicho de otra forma y tú mi Señor lo sabes, ¿como luego estos malvados sin escrúpulos, conciencia y corazón se atreven a rezarte y hasta darse golpes de pecho? Tú mi Señor lo sabes, tú lo sabes, por eso cuando las personas buenas lo son y obran bien, a esos malvados le ganarán en lo que nunca podrán conseguir, el Reino de los Cielos.