El azulejo de la Virgen del Rocío de San Jacinto.


Se encuentra este maravilloso azulejo en la fachada lateral de la Iglesia de San Jacinto, el que representa a la Virgen del Rocío. En esta Iglesia trianera de los Dominicos radicó la Hermandad del Rocío de Triana, la más antigua de Sevilla y una de las que más Romeros llevan al Rocío.

El sublime y azulejo de museo de la Blanca Paloma fue realizado 1931 en la fábrica de José Mensaque y pintado por José Morillo Fernández. Mide este retablo cerámico 1,80 metros de ancho por 3,10 de alto. Toda una joya que ya quisieran algunos museos.

Foto Retablo Cerámico.

La Cruz de cerrajería de la Ermita del Rocío y la del barrio de Santa Cruz .


Aquí traemos otra curiosidad de las miles y miles que hay en Sevilla, las que muchos sabrán y otros no. Pues fue en 1692, cuando el rejero de Almonte llamado Sebastián Conde realizó la portentosa Cruz de la Cerrajería para Sevilla, toda una obra maestra que hoy se encuentra en el muy visitado y transitado barrio de Santa Cruz.

Bueno, a lo que íbamos. Tiene la espadaña de la ermita del Rocío desde 1980 una réplica de la Cruz de la Cerrajería de Sevilla, sólo hay que observarla tranquilamente para darse cuenta que así es. Esta Cruz del Rocío es como un pequeño homenaje al maestro almonteño Sebastián Conde, todo un grande en el arte de la cerrajería del siglo XVII.

Cruz del barrio de Santa Cruz de Sebastián Conde .


Réplica de la Cruz de Sebastián Conde en la Ermita del Rocío.

El San José Obrero de la Parroquia de San José Obrero.


La imagen de San José Obrero de la Humilde y fervorosa Hermandad Sacramental y de Gloria de San José Obrero, San Francisco de Paula e Inmaculada Concepción y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Caridad y Nuestra Señora de los Dolores es bastante antigua, pero de autor anónimo, la cual vino de Hervás (Cáceres).

Antes la imagen de San José Obrero estaba acompañada a su derecha por un Niño Jesús. Hoy lleva el Santo en la mano derecha una sierra de carpintero, la cual hace referencia a su advocación desde que llegó a la Parroquia el 19 de Marzo de 1960.

Foto de Sevilla a través de un objetivo.

La Virgen de la Salud de San Isidoro .


Está maravillosa imagen de la Virgen de la Salud de San Isidoro es de madera policromada y mide 1,60 m. obra anónima del siglo XVI. 

Destaca de la Virgen la corona y ráfaga de 1779, siendo dicha corona obra de José Aleixandre, el niño que va en su brazo izquierdo lleva una corona de oro, toda una joya.

Se conoce a la Virgen de la Salud también como la Reina de la Costanilla por estar en San Isidoro. Pues antiguamente la Cuesta del Rosario como la Plaza de la Pescadería eran conocidas como Costanilla.

 Decir antes de terminar, que la Virgen de la Salud es de las imágenes más antiguas y señeras de las Glorias de Sevilla, esas que parecen van renaciendo poco a poco para alcanzar el auge que en tiempos pasados tuvieron.

Foto ABC.

El Teatro San Fernando de Sevilla.


El clásico y famosísimo Teatro San Fernando se encontraba en la calle Tetuán de Sevilla, hoy por desgracia desaparecido, una gran pérdida que sufrió la cultura sevillana como tantas otras ciudades. Pero es lo que hay, y nada nos lo puedes devolver ya, al menos el mismo en su esencia.

Fue construido en 1847, en el lugar que ocupaba el convento del Espíritu Santo, del que se aprovechó una gran cantidad de caoba de la buena y columnas que fueron al teatro. Un teatro que tenía de aforo sobre unas tres mil localidades o algo más y un local como café teatro, todo un lujo para aquella época.

Por el Teatro San Fernando desfilaron los mejores artistas de aquel momento. Hay que recordar por ejemplo, que en él se dio el mejor pregón que en Sevilla se ha dado hasta hoy, el del gran Don Antonio Rodríguez Buzón, pregón que pasan y seguirán pasando los años y no será superado. 

Cerró este gran teatro en los años 60, para ser lamentablemente derribado en 1973, cuando un servidor nació y gracias a los libros y a muchas fotos de la época lo he podido conocer.

Foto Todocolección.


Foto ABC.

La Fuente de las Cuatro Estaciones.


Esta curiosa fuente se encuentra en la Glorieta de Don Juan de Austria (hermanastro de Felipe II), fuente con alberca y tres cuerpos.

Entre el primer y segundo cuerpo de la Fuente vemos cuatro relieves de las Cuatro Estaciones del año. Fue construida en 1929 por Manuel Delgado Brackenbury, al que ayudaron Eduardo Castillo y Manuel García, también se conoce como Fuente de la Pasarela.

Foto de Todocolección.

El azulejo de la Macarena en el Convento de Santa Ángela.


Podemos ver este bellísimo hiperrealista azulejo de la Virgen Macarena en el zaguán del Convento de las Hermanas de la Cruz, el que mide 0,80 m. X 1,20 m.

El autor del azulejo es el pintor Antonio Morilla Galea, en el que se puede ver debajo de la Virgen la siguiente descripción: La
 Hermandad de la Esperanza Macarena a las Hermanas de la Cruz. Recuerdo de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen en la que ellas como hijas de Sor Ángela de la Cruz fueron espiritualmente Madrinas. En Sevilla 31 de Mayo de 1964.

             

La tumba de <<El Negro>> de Triana.


Según la leyenda y no yo ni usted, cuentan por Triana, que si te quieres casar tiene que ir a la parroquia de Santa Ana a darle siete patadas a la tumba de <<El Negro>>. Una sepultura de una grandísima calidad obra del famosísimo Francisco Niculoso Pisano, gran ceramista. 

No se pasen con las patatas no vaya a ser que destrocen esta obra de arte ¿vale?.

A mediados del siglo XIX, un feligrés del barrio se encontraba orando ante la capilla de las Ánimas y se le apareció un anciano, el que le indicaba que allí detrás de un retablo estaba la tumba de un esclavo que había sido asesinado por un marqués. El feligrés al no estar seguro de lo que vio fue a contárselo al párroco, pero no lo creyó y lo tomaron por loco (cosa habitual). Pasado un tiempo, al hacer la parroquia algunas obra fue retirado el retablo y ahí apareció la tumba para sorpresa de todos que el anciano decía.

Fue el personaje de esta tumba de leyenda un indio que llego de América con el sobrenombre de <<El Negro>>, siendo Cristóbal Colón quién lo mandó a España. Al llegar a Sevilla entro en el convento de San Francisco, donde se convirtió al cristianismo y adoptó el nombre de Íñigo López gracias al marqués del que no se sabe su nombre, quien lo bautizó y también lo saco del convento para que trabajase con él, nunca siendo un esclavo del montón, pues gozaba de ciertos privilegios que otros no tenían.

 Y antes de terminar contar, que <<El Negro>> murió asesinado y enterrado como un noble. Parece que el mamón del marqués se enamoró de <<El Negro>>, pero este al no corresponderle lo asesinó. Tengan cuidado con ciertos individuos.

El azulejo del Studebaker.


Este maravilloso azulejo y de museo se encuentra en la sevillana calle Tetuán, por donde usted ha pasado mil veces y seguro que ni le ha echado cuenta porque no era uno de esos anuncios horteros.

 El anuncio de este azulejo es de la marca de automóviles Studebaker, en el que vemos a cinco señoritas en el coche por un parque y la estatua del gran Pensador Rodin. 

Dicho azulejo fue colocado en el bar Sport por Vicente Aceña, representante de la firma de automóviles en Sevilla. Hoy el citado bar está ocupado por una joyería. Siendo el fantástico azulejo y de museo de 1924, obra de Enrique Orce mármol y fabricado en el taller de Viuda e hijos de Ramos Rejano de Sevilla. Ya saben, si lo han visto pero no detenidamente, que es igual que si no lo hubieran visto, párense un rato la próxima vez cuando por él pase.

La Cruz de las Culebras.


La Cruz de las Culebras debe su nombre a que así fue conocida la calle donde estaba, la cual pertenecía al cementerio parroquial del Salvador y estuvo en medio de la cervecera hoy Plaza del Salvador, retirada a mediados del siglo XVIII por el asistente Olavide al igual que otras cruces que estorbaban el paso de peatones, carruajes y caballerías. Hoy estorban por ejemplo el carril bici, pero es lo que hay y nadie hace nada.

Si se fijan bien, debajo de la Cruz hay una lápida fechada hacia 1714, la que hace mención a la ley del rey Juan II, que se castigaba a todo aquel que no se arrodillase al paso de Jesús Sacramentado con la pérdida del caballo y multa de 600 maravedíes si fuese cristiano y prisión si era Moro, (hoy las cárceles y las multas no darían a basto en una sociedad cada vez más perdida e impresentable por día).