España tiene un grave problema.

España tiene un grave problema, que los Imbéciles no tienen fecha de caducidad.

El incidente del cuadro de la Virgen del Carmen del Puente de Triana.


De incidentes y problemas que han tenido a lo largo de la historia nuestra Cofradías hasta hoy mismo hay muchísimos, es el caso que a continuación vamos a contar y que le ocurrió al cuadro de la Virgen del Carmen de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de la Capillita del Puente de Isabel II, conocido como el Puente de Triana. Uno de los puentes más conocidos de España.

Al empezar a construirse el famoso Puente de Triana, el cuadro de la Virgen del Carmen fue depositado en la Capilla de la Virgen del Rosario de los Humeros. Antes de inaugurarse el puente se realizó una procesión con el cuadro de la Virgen del Carmen trasladándola a la Capilla que había erigido en el Altozano, que es cuándo se produjo dicho incidente al no dejar pasar los guardias del puente al cortejo que acompañaba al cuadro de la Virgen de Sevilla a Triana, lo que causó un gran escándalo como es normal.

Paso la Virgen al final. Pero quedaron muchos devotos sin poder pasar por culpa de los guardias, los que al ser apedreados e insultados no tuvieron más remedio que dejar pasar a los devotos que iban tras la bellísima Virgen del Carmen acompañándola a su casa, y no era una de las tantas procesiones extraordinarias de hoy, donde estos guardias tendrían un gran problema.


El pintor José Pérez Ocaña.


Nació el pintor José Pérez Ocaña en Cantillana (Sevilla) el 24 de Marzo de 1947 y falleció el 18 de Septiembre de 1983, pintor anarquista y homosexual reconocido por él mismo ( y en aquellos tiempos no como hoy ), afincándose en Barcelona por no soportar los comentarios o esas envenenadas miradas hacia una persona que sólo expresaba lo que era sin hacer ningún daño a nadie.

Hay que decir, que fue un personaje polémico, pues ya se sabe que en esta guarra tierra cuando alguien dice lo que piensa y no lleva la escupidera a ningún imbécil ya lo llaman polémico, siendo un gran representante de la liberta en la Transición Española que tanta importancia tendría en su época. En Barcelona vivió nuestro artista en la Plaza Real, donde se sintió como en casa pudiendo hacer lo que quisiera entre comillas, como pasear por las Ramblas travestido sin complejo alguno y gozando de lo que en su tierra le era imposible, su LIBERTAD.

Ejerció el humilde oficio de pintor de brocha gorda para subsistir en Barcelona y no tener que volver de momento a Cantillana. Ya se sabe que era pintor de cuadros, pero en aquella época en la que le tocó vivir destacó más por lo que pensaba y su forma de vida que por su arte ( un estilo a hoy, la cosa no se crean que ha cambiado tanto ).

 Destacamos de los homenajes que le dedicaron la película  documental de Ventura Pons en 1978 Ocaña, retrato intermitente o la canción que el recordado Carlos Cano le dedicó, Romance a Ocaña.

Sería en Septiembre de 1983, cuando de regreso a su pueblo de Cantillana para celebrar unas fiestas de carnaval y ver a su familia le vino la muerte. Al vestirse con un disfraz de sol realizado con papel, tela y bengalas se le prendió accidentalmente y se quemó, quedándole quemaduras de pánico, por lo que murió el 18 de Septiembre de 1983  en el hospital. Otro grandísimo personaje, que como tantos otros de su generación y hasta me atrevería a decir hoy, tuvieron que irse de su tierra por el qué dirán.


Una lápida de Murillo.


En la sevillana Plaza de Santa Cruz, en el barrio del mismo nombre nos encontramos con esta lápida homenaje al gran pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo. Lápida que describe donde se encuentra enterrado este genio de la pintura.

Azulejo de San José en la Carpintería de Manuel Casana.


Este maravilloso azulejo dedicado a San José y casi desconocido por su altura, se encuentra en la Carpintería de Manuel Casana en la calle Santo Domingo de Guzmán, obra del artista Juan Oliver hacia 1930.

Tiene la curiosidad este azulejo de tener un pajarito en el árbol a la derecha de la cabeza de San José. Pues el pintor acostumbraba a representar casi siempre un pajarito en sus obras.