Cuando.

Cuando ves el fin de tu vida, te importa um CARAJO los consejos que te den.

Préstamos.


Préstamos.

Estamos en unas fechas, que hay que felicitar a los mamones Bancos. Que de facilidades dan y que bien te hablan para que le pidas un prestamito al golfo que le llama por teléfono y  espera para comerle el coco a usted y a un montón de estúpidos que se lo creen todo, hasta que no lo van a pagar.

La sociedad, si se fijan con detenimiento, es esa que cada vez necesita mas un préstamo pero no para algo importante, como una necesidad de unos males, arreglar a algún hijo por estar en el paro o por poner un negocio para salir hacia adelante. Para nada, necesita un préstamo para ponerse a la altura del vecino que va a la Feria todos los días,  luego al Rocío y no se pierde el muy cabrón una Romería de esas pérdidas por algún pueblo, donde se beben a su puta madre.

Préstamos, préstamos y más préstamos. Es lo que en estas locas fechas mucho piden en su Banco para ya no disfrutarlo, sino para quedar por encima del vecino, el que seguro se lo puede permitir por su posición mas elevada pero que el estúpido no va a dejar nunca de ser menos, aunque le cueste la vida. Una vida, que solo vive en el momento que el Banco le concede su préstamo, porque luego no te los ve en ningún sitio, es como si se refugiaran en un búnker y solo salieran por Abril y Mayo.

Es verdad que de todo hay en la viña del Señor, hasta muchos de estos que te piden un préstamo para ir a cumplir una promesa y luego se gasta una parte en el puticlub más cercano donde va a cumplir su promesa. Luego son los primeros que  se quejan de la crisis, de que no llegan a fin de mes y que no es justo nada cuando sus preferidas fechas pasan como los años en este individuo estúpido. ¿y que le podemos decir? Pues solo una cosa, ¡vivan los préstamos!