Curiosidades de Papas. El otro Juan Pablo II.


El Papa Juan Pablo II, Santo de devoción para muchos y no tanto para otros, fue el primer Papa polaco como también el primer oriundo de un país comunista, y también fue quien por primera vez llevo un reloj de pulsera y leer sin gafas. Algo anormal, porque al leer tanto lo más normal es que utilicen estos religiosos lectores engañadores muchos siempre unas gafas por trabajar excesivamente la vista.

Y la cosa sigue. Pues práctico el esquí, escaló montañas (no sé si las de la fe porque no le pregunté nunca) y llevo alguna vez que otra una canoa de remo. Es el primero al igual que en las actividades antes citadas, que ha predicado en polaco en el trono de San Pedro y el primero de su época en cantar el complicadísimo Ite Missa est. Un todoterreno, que más de una marca de coche quisiera tener uno tan fuerte como el Papa polaco.

A nuestro Papa le gustaba comer, y cuando digo le gustaba comer, me refiero a desayunar un plato de jamón con huevos y no un cursi café italiano con un pan chiquito. No, este quería a San Jamón. El pan chiquito y el café para los italianos cursis, siendo en todas estas facetas el primer Papa que daba el paso, un paso, que solo unos cuantos se lo pueden permitir por su poder, santidad o como quieran llamarlo.

Algunos de los que leerán esto, se dirán que el buen hombre es un ser humano y tiene también derecho, por supuesto que sí. Pero luego que no prediquen con tanta empalagosa humildad la Palabra de Dios, porque es lo que hace que no nos creamos un pimiento. Y para terminar y no cansar más, agárrense aquellos que no lo sepan lo que ahora os cuento. Fue nuestro queridísimo y muy respetable el Papa Viajero, el primero que ha lucido una indumentaria firmada por un prestigioso afamado diseñador de modas de París, ¿ven esto normal? porque yo no, ¿o es que hasta a un diseñador de moda necesitaba con el hambre que hay en el mundo? Claro, que luego, cuando fue herido de un tiro en la calle estuvo en un hospital público, sería para callar bocas ¿no?.

Dos pinturas de Ignacio de Ríes en la Catedral.



Estas dos Bellas pinturas se encuentran en la Capilla de San Antonio de la Catedral de Sevilla. La primera que vemos representa a Santa Justa y Santa Rufina, en un óleo sobre lienzo de 86 x 146cm. obra del pintor Ignacio de Ríes.


Y en la segunda foto vemos a San Isidoro y San Leandro, en un óleo que también se encuentra en la Capilla de San Antonio al igual que las Santas Justa y Rutina. También de 86 x 146 cm. del mismo artista.

La Gloria de Juan de Roelas.



Esta maravillosa y conseguida pintura de la Gloria se encuentra en la Catedral sevillana, la segunda pinacoteca más importante de Sevilla después del Museo de Bellas Artes, la que ni siquiera conocen muchos estudiantes, que además estudian Historia del Arte, así es por muy increíble que nos parezca.

La Gloria es obra del pintor Juan de Roelas, en la que podemos apreciar una clara influencia que la escuela veneciana ejerció en la producción del artista, por lo que está obra toma influencia del pintor veneciano Tintoretto de la Coronación de la Virgen. Una obra digna de ser visitada y a la vez admirada, no las mamarrachadas de exposiciones de estos últimos tiempos de artistas mamarrachos, que plasman sus locuras en un lienzo y se lo creen.

La Inmaculada de Francisco Pacheco de la Catedral.



Esta bellísima representación de la Inmaculada se encuentra en la Catedral sevillana, obra del conocido pintor Francisco Pacheco hacia 1621 en óleo sobre lienzo.

Pacheco crea de esta Inmaculada una imagen de María rodeada de sus atributos, descritos en la Letanía: con manto azul, corona de doce estrellas, Ángeles rodeándola y de pie María sobre una luna. 

Como se ve en el cuadro, la Virgen aparece en el sublime cielo de Sevilla. En el ángulo inferior izquierdo se contempla la silueta de la Torre del Oro y detrás la gran Giralda, que junto a estos símbolos de Sevilla está el conseguido retrato de Miguel Cid, personaje que encargó y donó el maravilloso cuadro.