Despertar en una isla.


Quisiera despertar y no es el título de una canción hortera de las tantas de hoy en una isla sin imbéciles ni listillos, yo quisiera pero viendo como está el percal mejor me quedo en este lugar aunque me tenga que meter en una burbuja, porque seguro estoy que mas de uno llegaría nadando a esa isla a pedirme fuego o para preguntarme como me va. Por eso mejor que despierte otro por mí y se encargue de atender al personal, aunque imbéciles sean.

Bodas.


El mayor ridículo que los imbéciles hacen y si usted lo quiere comprobar es en las bodas, pero incluido y todo muchas veces los novios. Pues creerán que en una boda hay que hacerse aún más el imbécil, cuando ya lo traen en la sangre.