Otro magnífico Cristo y a la vez tela desconocido es este Crucificado, atribuido nada más y nada menos que a Pedro Millán en el siglo XVI, con la advocación de Cristo del Perdón y Caridad. Pero que en el barrio lo conocen cariñosamente como Cristo de los Pobres o Cristo de la Buena Muerte.
El Cristo fue traído por don Antonio Alcaide, párroco de la parroquia, el que proviene de un convento de monjas de la provincia de Huelva, que lo tenían en un desván casi en el olvido y bastante deteriorado, siendo regalado por las mismas monjas a don Antonio Alcaide.