La Fiebre Amarilla de 1800 en Sevilla y el Covid de hoy.


Foto de Daniel Salvador.


Fue a principios del mes de Agosto de 1800, cuando desde Cuba llegó a Cádiz el buque Delfín. Buque, que trajo entre sus tripulantes un mosquito portador de la Fiebre Amarilla, terrible enfermedad que llegó a Sevilla entrando por el barrio de Triana y se esparció por toda la ciudad.

Según la historia nos dice, que en Sevilla se multiplicaron los contagios y murieron muchas personas, un veinte por ciento de la población. Toda una catástrofe que los sevillanos vivieron con miedo y mucha incertidumbre por desconocer a lo que se enfrentaban sin conocimiento alguno, un estilo a lo que nos está pasando hoy con el maldito virus del Covid, que se ha llevado a tanta gente y nos ha dejado una gran incertidumbre que espero, que pronto pase. Mientras tantos, algunos fanáticos y muy gilipollas al igual que hoy, decían y creyéndoselo, que era un castigo de Dios, en vez de creer que era la madre naturaleza la que mandaba está epidemia mortal.

Estaba la Fiebre Amarilla en Sevilla tan avanzada, que era urgente de tomar medidas rápidas para que no siguiera avanzando. Por esto las autoridades decretaron el cierre de la ciudad y prohibieron el movimiento de sus habitantes a otros lugares bajo la amenaza de duros castigos (¿Le suena todo esto a lo que estamos pasando hoy?). Al estar Sevilla como estaba, que tuvo que aislar a todos los contagiados y cerrar muchos edificios, fueron muchas las localidades españolas que prohibieron la entrada a los habitantes del sur de España para detener el contagio (un estilo a lo que ha pasado hace muy poquito pero en vez con los habitantes del sur con los de Madrid). Toda una pesadilla, que creo que durará hasta que los muy cabrones del poder quieran. Y lo curioso de todo esto al igual que hoy con el maldito Covid, es que por día más se contagiaban los habitantes.

Muchas fueron las rogativas y procesiones por la pandemia que se realizaron en Sevilla. Por ejemplo, en la Catedral se celebraba a diario procesiones claustrales con el Santísimo Sacramento, y algunos días los canónigos salían por las calles portando reliquias como imágenes del gran templo. También algunas parroquias como cofradías, sacaron a sus imágenes por sus barrios y otras la llevaron a la Catedral, saliendo imágenes tan señeras como el Gran Poder o Cristo de San Agustín. Pero todas estas salidas de imágenes y rogativas con grandes aglomeraciones de fieles lo que hizo fue empeorar todo, como el aumento de contagios que subió y se esparció con una gran facilidad.

Bajo mi punto de vista, está epidemia de 1800, nada tiene que ver con la que estamos viviendo, pues la de 1800 fue la propia naturaleza la que la mandó. Pero esta del siglo XXI, parece ser que la naturaleza ha sido reemplazada por la mente asesina del ser humano, y más que una pandemia es una Guerra Biológica que otra cosa.