El origen del Olé.


El origen del empalagoso Olé, todo un signo en la cultura española se asocia como ya saben a los toros o al flamenco. Aunque hoy cualquier estúpido hace algo y ya le dicen Olé.


Muchos investigadores son los que afirman que Olé viene del griego, del verbo ololizin que designa el grito ritual de júbilo de duelo, gritos que se asociaban al dolor (un estilo a los de hoy en España hacia los políticos golfos). Aunque también hay otros investigadores que afirman que procede de un episodio bíblico en el que Jacob es engañado el día de su boda con Raquel, a la que al quitarle el velo descubre que es Lea. Es entonces cuando el público avisa a Jacob gritando "Oh, Lea", y de ahí se deriva a Olé.


Pero aún hay otros investigadores que aseguran que la versión más real del Olé viene de Alá, de la exclamación ¡Alá! (Allah), que utilizaban los árabes cuando algo le agradaba o con espectáculos de baile, etc. Por todo esto el Olé no tiene tanto que ver con Andalucía o España como muchos creen, pero si es verdad que lo hemos echo muy nuestro.

Ponerse como el Kiko.


Más de una vez habremos escuchado o incluso hemos dicho; ponerse como el Kilo. Pues bien, todo empezó según cuentan en Aznalcázar (Sevilla) en la celebración del Corpus del año 1940, en la que el Ayuntamiento invito a una gran mariscada(un estilo a la de los golfos sindicalistas) a las gentes más destacadas del pueblo, y entre otros menos importantes que asistieron estaba el archiconocido Quico.

Nuestro protagonista fue como una especie de pregonero (no confundir con los tantos que hoy tenemos en las Cofradías). Siendo el día citado del Corpus cuando se pegó un atracón de escándalo, tanto se lo pegó que estuvo desaparecido unos días hasta que fue encontrado bajo un puente, enfermo de fiebre y llevaron al momento a Sevilla, donde murió Quico. También dicen que el dicho puede venir de unos cuentos populares.

Venga de donde venga el dicho, lo que si es verdad es que hoy hay muchos Quicos, y están en nuestros ayuntamientos, cofradías, reuniones de un bar y en mil sitios más, todos comiendo a reventar y sin pagar un carajo.

Las casetas privadas de la Feria.


Foto El Mundo.


Como sabrán cada vez que llega feria escuchamos hasta la saciedad de que todas las casetas son privadas, y que es injusto patatín, patatín. Pero todo tiene una explicación, aunque a veces cueste de comprender. La Feria de Sevilla la fundaron un vasco y un catalán el 25 de Agosto de 1846, Narciso Bonaplata y José María de Ybarra, los que propusieron que se celebrara los días 19, 20 y 21 de Abril.

Se celebró por primera vez la Feria de Sevilla en 1847, la que estaba ubicada en el Prado de San Sebastián y no llegaba ni a veinte casetas. Nada que ver con la de hoy, la cual tiene más casetas que gente en la salida de cualquier Hermandad. Una Feria que se enfocó para la ganadería y agricultura y se pusieron unas carpas pequeña para resguardarse del sol, el que ya por esas fechas empieza a calentar y bien.

Y referente a lo de las casetas privadas fue el cuñado de la Reina Isabel II, el Duque de Montpensier quien organizó al año siguiente de fundarse la Feria la primera Feria privada. Instalando una campaña de lujo en un recinto privado y hasta vigilado para disfrutar a lo grande los días de Feria con amistades de su mismo nivel, vamos, que no quería nada en absoluto con el pueblo. Así fue como surgieron las casetas privadas, y lo imitaron muchas de sus amistades de buena posición en hacer lo mismo. Una Feria que también hay que decir, que tiene casetas públicas, pero muchas veces es mejo ni entrar de la  que hay formada.