En un país.


En un país donde la mayor corrupción está en sus políticos, creer en cualquiera de ellos es de no estar enterado de nada.

En España.


En España hablamos en la barra de un bar, donde todo lo arreglamos a nuestra manera. Por eso hacen con nosotros encajes de bolillos, porque la solución no sólo es desahogarse, es entrar por otras vías y dejar de predicar ya de una puta vez en el desierto.