La imagen de San Francisco Javier de la Parroquia de Santa María de la Mesa de Utrera.



En la Iglesia de Santa María de la Mesa de Utrera, podemos ver esta curiosa imagen de San Francisco Javier, la cual tiene muchísima devoción en el pueblo y que representa el tránsito del Santo, el momento de su agonía y muerte, que fue el 3 de Diciembre de 1552 en una cueva de la isla de Shangchuan, a las puertas de China, donde se encontraba esperando a que lo recogieran para llevarlo a Cantón para evangelizarlo.

Fue en una restauración donde se descubrió una inscripción que asegura que es obra del escultor sevillano Diego Roldán, quien la realizó en 1751 en Jerez de la Frontera, donde estaba afincado. De esta imagen destaca su rostro de tonos pálidos,  sobrecogiéndonos sus ojos vueltos hacia arriba.

Hay que decir de Diego Roldán Serrallonga, que perteneció a una familia llena de grandes artistas como Pedro Roldán, su abuelo, la Roldana, su tía, y el gran Pedro Duque Cornejo, su primo. Por esto no nos extraña nada de que salieran de su gubia grandísimas imágenes como esta de Utrera, o el Cristo de la Vera Cruz de Rota y la Virgen de la Esperanza de Jerez de la Frontera. Un gran imaginero, que  gracias a Dios hoy se está conociendo un poco más. Con eso nos conformamos, que nunca se queden en el olvido ningún gran artista.


La Virgen del Rosario de Juan del Castillo de la Parroquia de Santa Ana de Triana.

Foto Universidad de Sevilla.


Esta bellísima obra se encuentra en la Parroquia de Santa Ana de Triana, la que se atribuye al conocido pintor Juan del Castillo, maestro del gran Murillo. Obra que pintó entre 1621 y 1625.

La Virgen aparece en la gloria sobre una nube, con el Niño llevando ambos el Rosario en sus manos y rodeados de ángeles cantores con diversos instrumentos musicales.

La pintura de la Dolorosa del Convento de la Encarnación de Osuna.



Esta maravillosa pintura se encuentra en el Convento de la Encarnación de Osuna, obra del pintor sevillano Francisco Meneses Osorio, discípulo del gran Murillo. Siendo Osorio quien finalizó el retablo mayor de los Capuchinos de Cádiz, que Murillo dejó sin terminar a su muerte.

Tiene esta pintura la curiosidad de ser la última obra que se conoce de Francisco Meneses Osorio, la cual realizó en 1703. Una pintura donde se aprecia a la Virgen arrodillada delante de la Cruz , ante la que vemos los atributos de la Pasión como el sudario, la corona de espinas, las tenazas, los clavos, el martillo, el letrero de la Cruz y la jofaina con la esponja. Destacando de este bello conjunto los angelitos de inspiración pura murillesca.

Hay que decir de esta obra, que aunque se note el estilo inconfundible de Murillo, Osorio consigue imprimirle su estilo personal. Consiguiendo así, una obra más que digna.

La mejor veneración.


La mejor veneración, al igual que un altar de cultos, procesión para un un cofrade es siempre recordar y llevar a sus seres queridos. A partir de ahí ya hablamos.

Hoy en las Cofradías.


Hoy en Ias cofradía cualquiera que se engomine y huela a tres personas por la colonia que se ha echado se cree Napoleón.


Buitres engominados.


Si se hubiera trabajado tanto en las Cofradías para ayudar a los hermanos necesitados en vez de montar tantas exposiciones en otro nivel un servidor las hubiera puesto en otro nivel. Pero eso es imposible entre tantos buitres engominados.


Falsos cofrades


Falsos e hipócritas capillitas que todo lo comparten y aplauden con energúmenos que van de artista, cuando son un grandísimo mojón.

La Adoración de los Pastores de Pedro de Villegas de la Parroquia de Santa Ana de Triana.



Esta fantástica pintura de la Adoración de los Pastores se encuentra en el basamento del retablo renacentista de San Francisco de Asís, en la Parroquia de Señora Santa Ana de Triana, digna de ver y de estar en cualquier Museo. Dicha obra está atribuida junto con el resto de las pinturas al gran pintor Pedro de Villegas Marmolejo hacia 1570. Un pintor que por desgracia al igual que otro no conocen muchísimos andaluces ni de oída.

Ocupa el centro de esta magnífica obra el Niño Jesús, al que todos los personajes se dirigen. La Virgen dirige su mirada a su Hijo igual que San José, y entre ambos se ve las cabezas de la mula y el buey, apareciendo antes el Mesías un pastor, y detrás de este otro que está tocando una flauta y otro un tambor ( nada que ver con ningún componente de alguna de las bandas de Semana Santa ), simbolizando los instrumentos musicales las alabanzas de los Pastores al Niño. Y ya en el extremo del grupo vemos un pastor que se dirige al Niño llevando su simbólica ofrenda del cordero, imagen del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo ( aunque a algunos nos se los quita absolutamente nadie ni nada ).

Y como siempre decimos, no todo en esta gran Sevilla está en los mismos sitios. Pues Sevilla es y será un joyero laberíntico, en el que tendremos que perdernos en él para siempre descubrir una obra de arte como esta.


La Virgen del Rosario de la Parroquia de San Jacinto de Triana.


Foto ABC.


Esta maravillosa Virgen del Rosario bastante desconocida para muchos como tantas otras imágenes en Sevilla, preside la Capilla del Sagrario del Convento dominico de San Jacinto de Triana. Fue imagen titular de una Hermandad que se fundó en 1755 para propagar el rezo de Santo Rosario, siendo en 1695, cuando salió por primera vez del Convento en un rosario público por las calles de Triana.

La Virgen del Rosario es una obra anónima del siglo XVIII, pero atribuida por algunos historiadores al escultor y retablista Francisco de Acosta, autor del retablo de la Capilla Sacramental donde se encuentra la imagen e hijo del célebre portugués Cayetano de Acosta, también escultor y retablista.

Se presenta a la Virgen sobre una nube que deja entrever los extremos de la media luna, la cual sostiene en sus brazos a su Hijo Jesús y lleva un Rosario. De este fantástico grupo destaca los rostros de la Virgen y Jesús,  como también el tratamiento de los ropajes con un riquísimo estofado.

Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana.



La imagen de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana pertenece a la Hermandad de la Soledad de dicha localidad. Es de autor anónimo y de principios del siglo XVI, por lo que se considera una de las más antiguas que procesionan en Andalucía, sin contar sus manos que fueron talladas por Sebastián Santos Rojas en los años sesenta del siglo XX.

Nuestra Señora de la Soledad es Patrona de Cantillana desde 1919, y posee la medalla de oro de la villa de Cantillana desde el 1 de Mayo de 1996, obteniendo desde el 17 de Diciembre de 2005 el título de Alcadesa mayor perpetua.

Es la imagen de la Virgen de candelero y de tamaño natural, con unos grandes ojos que nos lleva al gótico tardío del siglo XVI en Sevilla, entrando en el primer renacimiento. Los ojos son de cristal, y sus pestañas postizas. Una interesante imagen y bastante curiosa por su gran antigüedad.

La política.


La política es para aquellos que nunca jugaron a la primitiva porque ya tenían su enchufe de entrar en la mayor mentira de la Historia.

Si le cuentas.


Si le cuenta tus penas a un cofrade, él se encarga de comunicársela a cualquiera menos a Dios.

El Buen Pastor de Joaquín Bilbao de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Sevilla.



Este precioso y a la vez muy desconocido Niño del Buen Pastor se encuentra en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Sevilla de los jesuitas, una imagen que realizó el artista sevillano Joaquín Bilbao, y él mismo la llamó del Divino Pastor, apareciendo su firma en la peana de la imagen. Dicha imagen fue presentada a la Exposición de Bellas Artes del Ateneo de Sevilla, toda una joyita de las tantas que aún guarda Sevilla en su inmenso patrimonio.

Joaquín Bilbao fue hermano del conocido y grandísimo pintor Gonzalo Bilbao, con el que muchos y me atrevería a decir hasta historiadores que van de erudito lo han confundido. Bilbao hay que recordar, que dejó varias obras de arte para Sevilla, como la estatua de San Fernando de la Plaza Nueva, o el mausoleo del Cardenal Marcelo Spínola.

Destaca de este Divino Pastor su zancada, en la que vemos su pierna derecha más adelantada que la izquierda. También hay que destacar su rostro, en que se ve una dulce sonrisa muy bien conseguida por Bilbao. La túnica que viste está estofada en oro y con dibujos de espinos, llevando unas sandalias, un cayado, un zurrón y un calabacino.