Allá por el siglo XVII, fue Hermano Mayor de la Hermandad del Silencio Tomás Pérez, quién estaría al mando nada más y nada menos que cuatro décadas, vivir por y para la Hermandad.
Hay una leyenda referida a este Hermano Mayor que dice; tras finalizar la Estación de Penitencia un Viernes Santo, Tomas Perez antes de abandonar la capilla se dio cuenta que una de las potencias estaba dañada y que con mucho cuidado se la quitó y llevó a su hogar envuelta en un paño, y cuando llegó a su casa por la dura Estación de Penitencia se fue a dormir. Siendo despertado a la nada por unos ruidos que venían de la casa vecina, en la que vivía un matrimonio que tenía una niña y desde hacía unos meses le sobrevino una extraña enfermedad.
Al poco tiempo de haber escuchado aquellos ruidos llamaron a la puerta de Tomás Pérez el vecino, el que le comunicó el fallecimiento de su hija, lo que hizo vestirse ligero a Tomás para acompañarlo. Pero de pronto se acordó de la potencia de Jesús Nazareno y conociendo la devoción que a la familia vecina le atraía dicha imagen decidió llevársela. Cuando al poco tiempo de llegar a la casa, la habitación en la que estaba el cuerpo sin vida de la niña se iluminó y como si despertara de un sueño profundo se incorporó a sus padres abrazandolos. Un suceso inexplicable en el que la niña dijo haber visto al Señor abrazado a la Cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario