La Dolorosa que nada desentona con las grandes imágenes del siglo XVII y el XVIII de la Virgen, es una Dolorosa madura que no tiene lágrimas porque ya no le quedan más por derramar por su Hijo. Dolorosa en la cual muchos imagineros de hoy se deberían de fijar en su rostro y estudiarla, sobre todo entender que no porque se hagan más imágenes salen mejor, al contrario, aquí tenemos un claro ejemplo en la Virgen de la Quinta Angustia de Rodríguez Caso realizada en 1934, una joya que vuelvo a repetirme debería de ser más estudiada por nuevos imagineros.
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El escultor Vicente Rodríguez Caso.
La Dolorosa que nada desentona con las grandes imágenes del siglo XVII y el XVIII de la Virgen, es una Dolorosa madura que no tiene lágrimas porque ya no le quedan más por derramar por su Hijo. Dolorosa en la cual muchos imagineros de hoy se deberían de fijar en su rostro y estudiarla, sobre todo entender que no porque se hagan más imágenes salen mejor, al contrario, aquí tenemos un claro ejemplo en la Virgen de la Quinta Angustia de Rodríguez Caso realizada en 1934, una joya que vuelvo a repetirme debería de ser más estudiada por nuevos imagineros.
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