Fue este santo italiano (1181- 1226) la primera persona conocida que sufrió un estigma. En 1224, vio un radiante Ángel ardiente con seis alas que llevaba a un hombre crucificado en el monte Alberno en los Apeninos, cayendo en trance extático y apareciendole heridas en sus manos, pies y costados tras la visión, como si el propio Santo hubiera sido crucificado, comprobando la autenticidad de estos estigmas los papas Gregorio IX y Alejandro IV.
No hay que olvidar, que después de esto ha habido en la historia muchos falsos estigmas de curanderitos que sólo han ido al dinerito, para enriquecerse a costa de buenas personas.
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