Fue en la procesión de 1808, cuando se descubrió la autoría del primitivo Cristo de la Sangre por un suceso dramático: cuando la Cofradía iba por el Altozano, el Cristo cayó al suelo y se hizo pedazos apareciendo un papel en el cual decía que la talla se termino en el mes de Marzo de 1553, siendo su autor el tallista Francisco de Vega y el pintor Pedro Jiménez.
A pesar de este trágico accidente, el Crucificado fue restaurado y salió al año siguiente.
Cristo de la Sangre del imaginero don Francisco Buiza.
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