Esclavos en la Sevilla del siglo XVI y XVII.


No todo en los grandes siglos de Sevilla fue color de rosa. Pues tenía por aquella época un gran número considerable de esclavos berberiscos, mulatos y negros, los que estaban entregados al servicio doméstico, o bien  a muy duros trabajos sin humanidad alguna por parte de sus amos, esos que a buen seguro eran muy religiosos y creían en Dios. Pero que trataban a sus esclavos como si fuesen animales, siendo raro la familia acomodada que no tenía a su servicio dos o más de estos.

De coco y huevo fue el bando que en 1569, hizo publicar la ciudad sobre los esclavos, el cual decía entre muchas cosas que; no acojan  en sus casas, tabernas, ni bodegones a ningún esclavo o esclava, ni le diesen de comer, ni deber en estos sitios ni que secretamente fueran acogido al no ser que fuesen con su amo, increíble  pero cierto, ni los perros de hoy son tan maltratados como lo fueron esas persona, que por su raza o color el monstruo del ser humano cogió para aprovecharse sin compasión alguna.

Ahora del siglo XVI, pasamos al XVII, donde  la cosa seguía igual o peor. Dando el rey Felipe IV una orden en 1637  para que todos los esclavos de Sevilla fueran recogidos de casa de sus amos y se llevaran a la Cárcel  Real, de donde pasarían al infierno, que no es otro que remar en las famosas galeras, lo que causó gran miedo en los esclavos, procurando todos de esconderse con sus mujeres e hijos para no ser cogidos, dándose un bonito caso de un berberisco que al enterarse de que a su amo lo habían detenido por guardar a éste, se presentó para que su dueño fuese puesto en libertad, cosa que causó tanta impresión, que la justicia por una vez acertó y dejó libre al dueño y al berberisco lo puso en libertad.

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