La pobreza infantil de niños marginados se puede decir que siempre existió, hasta en nuestros días por desgracia vemos tela de esto. Por eso hacia 1589, unas cuantas personas de buena fe decidieron formar una Hermandad con el nombre del Santo Niño Perdido, la cual sin el apoyo de las autoridades y no como hoy algunas que sacan más tajada para ellos que para los necesitados, se sostenían únicamente del dinero de los hermanos y las limosnas que recogían, para prestar servicio a esos niños desamparados hasta por el mismísimo Dios.
Los hermanos de la congregación redactaron los estatutos y empezaron a llevar a cabo su labor, que consistía en ir por las calles algunos hermanos e intentar de encontrar algún niño desamparado por las noches, protegido en algún portal del frío y otras muchas cosas más, siendo al instante de ser encontrados llevados a la casa alquilada y humilde que habían cogido para guardar a todos estos Inocentes de la vida. Una labor que ya quisieran muchos hacer hoy, que solo hacen de boquilla.
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