Del pintor Cristóbal Gómez pocas referencias se tienen, sólo que trabajo en Sevilla en las últimas décadas del siglo XVI, pintor que no sobresalió tanto como otros en este arte.
Solo se conocen dos obras del pintor Cristóbal Gómez; el retrato del Padre Gracián, que se conserva en el convento de Santa Teresa de Sevilla, firmado en 1583 y la Inmaculada firmada en 1589 procedente de la Iglesia del Salvador, que hoy forma parte de la pinacoteca del Palacio Arzobispal de Sevilla.
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