Cuentan que Triana tubo una Hermandad de Penitencia con la Virgen de la Encarnación, a la que el pueblo llamaba Virgen de la Paloma por llevar una paloma bordada, que simboliza el Espíritu Santo.
La Virgen de la Encarnación paso a la Parroquia de San Benito en el año 1908, y un grupo de cofrades intentó reorganizar esta Hermandad de Penitencia, solicitando autorización del Arzobispado para constituir la Cofradía con el Cristo de los Desamparados y Nuestra Señora de la Paloma. Pero dicha iniciativa no llegó a su fin y abandonaron el proyecto.
En 1921, cuando se restauró San Benito, la Hermandad de la Sangre tomó a la Virgen de la Encarnación, la cual quedó constituida la Hermandad como la Sagrada Presentación de Jesús al pueblo, Santísimo Cristo de la Sangre, y Nuestra Señora de la Encarnación, quedando en el recuerdo y en la historia el nombre de la Virgen de la Paloma o la Palomita de Triana.
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