El Papa Sotero era un enemigo del sexo. Pero a la vez era muy aficionado a las concubinas, casi igual que hoy muchos cargos de nuestra queridísima Iglesia, que no es ni mucho menos para sorprenderse después de pegar un repaso a la historia.
Tanta ficción tuvo el Papa Sotero a las concubinas, que cuando fue elegido se negó a repudiar a Priscila y Maxmilla, dos bellas jóvenes romanas que convivían con él y a las que Sotero parece no quería dejar. Pues después de todo esto, este Papa fue nombrado Santo.
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