La amargura ha estado atribuida a la Roldana y a Hita del Castillo. Pero lo mejor es dejarla en el anonimato y seguir pensando que fue obra de un Ángel imaginero sevillano de su época.
Su dolor es perfecto, tanto, que muchas personas la llaman Reina del Dolor por su expresión tan conseguida y a la vez sublime. Va acompañada del Discípulo Amado, que es sin duda alguna la obra cumbre de Hita del Castillo en 1760, procesionando las dos imágenes en un palio que se puede decir, que es todo un monumento a la Semana Santa de Sevilla.
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