Pasando la Puerta del León del Alcázar sevillano entramos al Patio de León, en donde según varios historiadores los Reyes, desde Fernando III, el Santo, hasta Pedro I el justiciero tenían un león encadenado. Y todo era para mostrar su grandeza, pues en vez de guardar la puerta un gato o un perro la hacían guardar por un león, signo de realeza.
Hoy nuestras casas, cada vez más desprotegidas también deberíamos de poner a un león que las guardara. Pero sin cadenas.
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