Cuando alguien está frente a su Esperanza no es que no se pueda mover o no pueda hablar, es que si así no lo hace por naturaleza se empieza a llorar ante tanta grandeza, belleza y humanidad de la Madre de Dios y de la que no hace falta decir que respira, porque más viva ya no se puede estar en esta Tierra y Cielo de Sevilla.
Foto de Ayala.
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