Y ya nada me duele.


Y ya nada me duele, absolutamente nada, vengo curado de espanto e hipócritas con armas como el desprecio, la prepotencia, la calumnia y en pegarle a uno un empujón para caerlo al fondo de las maldades. Unas maldades que siempre salí  de ellas gracias a no perder mi Esperanza, Tu Esperanza, Macarena.

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