En el siglo XIX, esa Sevilla que se nos fue, todavía estaba amurallada esta bella Ciudad al igual que en la Reconquista. Pues solo habían crecido algunos arrabales como los de la Carretería, la Macarena, etc. mientras que en el otro lado del río, Triana, también empezaba a notarse su crecimiento.
Y fue en el siglo XIX, cuando se derribaron las puertas de la muralla y tramos de esta, convirtiéndose los arrabales en barrios de esta, digamos una nueva Sevilla. Para empezar a principios del siglo XX, con motivo de la Exposición Iberoamericana a construirse nuevos barrios para alojar a todos los trabajadores que en la Exposición trabajaban. No siendo su brutal crecimiento hasta después de la Guerra Civil, con muchísimas barriadas como Las Golondrinas, el Plantinar, el Tiro de Línea y otras.
También en Triana, como hemos dicho, se notó bastante su crecimiento a finales del siglo XIX y principios del XX, con barrios como el conocido barrio de León y más tarde las barriadas de Santa Cecilia, el Tardón y la popularísima y famosa de los Remedios (donde le cuesta un piso un ojo de la cara y dos huevos). Para bien o para mal, particularmente nunca entenderé, que por que una ciudad crezca se tenga que atentar contra su patrimonio, nunca lo entenderé, si es verdad que Sevilla creció por entonces por encontrarse en un punto tan estratégico, sí. Pero nunca se tendría que haber derribado las murallas, nunca. Pues eran historia de su pasado y patrimonio de nuestra cultura, una cultura que al igual que hoy muchos se la pasan por los huevos.
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