Ya en el siglo XIX.


Ya casi a mediados del siglo XIX, los poderes locales asumen  las celebraciones religiosas como actos que había que fomentar por constituir manifestaciones emanadas del pueblo y gloria bendita de esta Tierra. 

Hoy parece que muchos no se enteran o no se quieren enterar. Pero sepan, que con esto no puede ni el mismísimo Diablo.

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