Algunos problemas de Cofradías en el siglo XVII.


Nada es nuevo hoy ni mucho menos para asustarse, ya en 1623 el provisor don Antonio de Covarrubias, publicaba un edicto en el que se prohibía a las Cofradías llevar hombres alquilados para la disciplina o mujeres azotándose, con luces, túnicas o mantos, como también prohibía que los penitentes llevasen túnicas forradas, acolchadas o almidonadas, cintas de colores, guantes o cualquier cosa que los identificase (hoy Cobarrubia se volvería loco prohibiendo por la de mamarrachadas que llevan tanto Nazarenos como Costaleros). 

También advirtiendo Cobarrubia, que solo los alcaldes y fiscales podían llevar bastones (varas), y que si coincidían dos Cofradía o alguna más en algún punto del recorrido pasarían por orden de antigüedad, castigándose con pena de excomunión (hoy había que castigar tanto y no ya solo por esto, que más de una Hermandad se quedaría sin apenas hermanos).

Tampoco nos olvidaremos de este año de 1623, en el que por grandes alborotos en las calles (como hoy, pero en el siglo XVII) el Arzobispo don Pedro de Castro y Quiñones (y sin rima, que os veo la bordería que estáis a punto de decir), al conocer los problemas en las procesiones de disciplinantes y siendo más inteligente que hoy muchos por saber que la Justicia sola no podía hacer nada ante el bochornoso espectáculo que se veía en las procesiones, decretó la reducción del número de Cofradías, ordenando que todas las que se suprimían se agregarán a las que subsistían. Como verán nada es nuevo hoy, todo o casi todo sigue igual, pues el problema no está en la calle ni en ninguna esquina como usted se cree, el problema está en nosotros, solamente en nosotros.

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