Un día como hoy 3 de Marzo de 1627, nace en Sevilla don Miguel Mañara Vicentelo de Leca. Fundador del Hospital de la Caridad de Sevilla, quién fue un caballero de los pobres, un místico seglar en la Sevilla del siglo XVII. Su dedicación a los pobres, enfermos, moribundos y desahuciados provocó tras su muerte el inicio de su proceso de beatificación. Un siglo después corrían sobre su figura su calumniosa identificación con el mito de don Juan, lo que ha oscurecido gran parte de su santidad. A pesar de todo, muchos hoy podían tomar su ejemplo, el que demostró su amor con los más necesitados y no con los más ricos.
Discurso de la Verdad de Miguel Mañara. Es la primera verdad, que ha de reinar en nuestros corazones : polvo y ceniza, corrupción y gusanos, sepulcro y olvido. Todo se acaba, hoy somos y mañana no parecemos, hoy fallamos a los ojos de las gentes, mañana somos borrados de los corazones de los hombres. Breves son los días de el hombre, Dice el Santo Job, pasan como flores y sus años son semejantes a los rocios de los prados, son nuestros días como las aguas de los ríos, que nunca vuelven atrás y así son irrecuperables, pasaron y con ellos nuestras obras. El hombre nace para trabajos, llorando entra en el mundo, en trabaojos vive y con dolor muere. Sus días floreceran como la flores en el campo dice el Profeta. A grandes peligros está puesta está flor, el Sol la quema, el Cierzo la seca, un hombre la pisa, un animal la pace, el agua la ahoga y el calor la marchita. Pues a tantos riesgos está sujeta tu miserable vida, hombre vano, razón es, que la cuides.
Discurso de la Verdad de Miguel Mañara. Es la primera verdad, que ha de reinar en nuestros corazones : polvo y ceniza, corrupción y gusanos, sepulcro y olvido. Todo se acaba, hoy somos y mañana no parecemos, hoy fallamos a los ojos de las gentes, mañana somos borrados de los corazones de los hombres. Breves son los días de el hombre, Dice el Santo Job, pasan como flores y sus años son semejantes a los rocios de los prados, son nuestros días como las aguas de los ríos, que nunca vuelven atrás y así son irrecuperables, pasaron y con ellos nuestras obras. El hombre nace para trabajos, llorando entra en el mundo, en trabaojos vive y con dolor muere. Sus días floreceran como la flores en el campo dice el Profeta. A grandes peligros está puesta está flor, el Sol la quema, el Cierzo la seca, un hombre la pisa, un animal la pace, el agua la ahoga y el calor la marchita. Pues a tantos riesgos está sujeta tu miserable vida, hombre vano, razón es, que la cuides.
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