El 23 de Abril de 1736, sufrió Sevilla una monumental tormenta , cayendo uno de los rayos en la portada del colegio de San Telmo y otro en la Iglesia de la Merced delante del altar de San Rafael, conservándose una imagen de la Virgen que le fue tocado su manto por un rayo y llamaron con este nombre por no haberle pasado nada. Todo un milagro y no casualidad.
Se produjo también el mismo día otro milagro en la Capilla del colegio de San Alberto, donde estaban rezando unas personas el Rosario y a ninguno les pasó nada al caer otro rayo. Milagro o como quieran llamarlo, menos casualidad, pues dicha tormenta duro unas tres horas, poquito, pero con una fuerza como si el mundo se terminase.
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