Los Almohades en Sevilla.


Tras la caída de los Almorávides en el año 1147, un nuevo poder musulmán empezó a entrar en la Peninsula Iberica: los Almohades, que tras haber tomado Marrakech y haberse apoderado de todo Marruecos desembarcaron por primera vez en Algeciras y Tarifa hacia el año 1146, después de haber sido llamado para auxiliar a un jefe almorávide que se encontraba acorralado en el Algarve portugués.

Con la llegada de los Almohades se inicia una nueva etapa en la ocupación musulmana en nuestra tierra (y no de ellos). Etapa que se consolidó en 1194 cuando el califa Al- Malsur desembarca en la Península para dirigir personalmente la "guerra santa" contra los cristianos castellanos, que derrota en la batalla de Alarcos en las cercanías de Ciudad Real, hasta que se inicia una cruzada de varios reinos cristianos que ganarían la famosa batalla de las Navas de Tolosa.

Sevilla desempeñó un papel decisivo en estos hechos, al convertirse en la capital política y administrativa de todo el territorio gobernado por los Almohades, concentrando el califa Al-Nasir un poderoso ejército que más tarde sería vencido en la Batalla de las Navas de Tolosa. Sevilla a pesar de perder los musulmanes la Batalla de las Navas, la sede suprema del gobierno administrativo almohade en la Península, destacó que los Almohades supuso para Sevilla uno de los grandes periodos de su historia, siendo estos grandes constructores de importantes edificios públicos, los que para asegurar la defensa, rodearon sus ciudades más importantes con grandes murallas y torres, como la Torre del Oro, una de las doce torres que guardaba el bello Guadalquivir en Sevilla. 

Hoy Sevilla tiene el mejor exponente del florecimiento Almohade, la bella Giralda. La que los arquitectos Almohades Ahmed Ibn Bado y Ali el Gomari terminaron en 1176, para que sirviera de alminar a la Mezquita Mayor.

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