Se representa a la Vanidad con un bodegón en el que varias cosas desordenadas representan objetos variados: joyas, arquetas, espejos, guadaña, libros, monedas, calavera etcétera. Va acompañando muchas veces a un Santo o sola, y constituye una reflexión sobre lo absurdo de los placeres y honores mundanos cuando lo verdadero y fundamental es lo que el cristiano hallará en la otra vida, ¿pero y si no hay más vida?.
Alegoría de la Vanidad.
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