Fue el Emperador Francisco José de Austria, al que el Papa Pío X negó la Bendición Papal. Pues dicho Emperador acudió a Roma para pedir la Bendición, pero se encontró con la decisión de un Papa firme y la siguiente respuesta: <<Fuera de aquí, fuera de mi vista. La Bendición Papal no es para quien ha lanzado al mundo a la guerra>>.
Así fue por lo que se largo al instante de Roma Francisco José sin conseguir nada, siendo la política de este una de las principales causas de la Primera Guerra Mundial. Hoy por desgracia hay otras guerras, como la psicológica que nos hacen nuestros queridísimos políticos.
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