La triste historia de Tomasín.



La triste historia o leyenda de Tomasín ocurrió en el barrio de San Marcos en Sevilla, un niño con tan sólo ocho años que quedó huérfano de madre y su padre trabajaba en la terminal de San Jerónimo. Donde su jornada laboral duraba casi todo el día (un estilo a hoy), por lo que el buen hombre no podía hacerse cargo de su hijo y llevó a las monjas del convento de Santa Isabel para que lo cuidasen.

Era Tomasín un niño bueno y bastante alegre, consiguiendo el cariño incondicional de las monjitas que lo tenían como a un Niño Jesús. Le encantaba la Semana Santa, por eso su mayor ilusión era salir de nazareno en la popular Cofradía de Los Gitanos, consiguiendo que las monjitas le hicieran una túnica y una vara pequeña para que pudiera cumplir su sueño de salir con su queridísima Hermandad.

Tomasín contaba los días para que llegase el día de salir vestido de nazareno. Pero por desgracia cayó enfermo unos meses antes de Semana Santa, y tras pasar algunos días en la cama, falleció. Una triste noticia que corrió como la pólvora por el barrio de San Marcos, estando el entierro lleno de vecinos sin poderlo creer que tenían que despedir al pequeño nazarenito amortajado con su túnica que las monjitas le hicieron. Una estampa conmovedora como ven.

Al llegar la esperada Madrugá, unos hermanos de la Hermandad de los Gitanos atravesaron la plaza de Santa Isabel para dirigirse a la Iglesia de San Román, de donde salía la Corporación. Siendo en ese momento cuando escucharon el ruido de una puerta de madera y extrañados vieron a un niño vestido con la túnica de la Hermandad y una pequeña vara en la mano. Asustados los hermanos vieron como el niño se alejaba y decidieron seguirle, pero ya no le volvieron a ver. Lo único que encontraron fue la pequeña vara en el suelo, la cual recogieron. Una vez terminada la procesión decidieron entregar dicha vara a las monjas del convento de Santa Isabel, no pudiéndose creer la Hermana Superiora que la vara hubiese salido de aquel lugar porque estaba bien guardada en recuerdo del niño que habían cuidado. Se ha contado más de una vez, que hay gente que aseguran que en la Madrugá han visto a un nazarenito salir del convento para intentar cumplir su sueño, salir de nazareno en Los Gitanos.

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