Rastros y mercadillos de antigüedades.


Las antigüedades como todo en esta vida, han estado muchas veces en lo más alto y otras en lo más bajo. Ahora parece ser, que se han puesto de moda en muchos mercadillos y rastrillos una vez más, donde vemos de todo menos buenas antigüedades, quitando excepciones, claro está.

Gente de cualquier nivel suelen ir a estos rastrillos, la mayoría sin entender un carajo, solo de coger por vicio algo antiguo pero que para nada es una buena pieza decente como es una antigüedad en condiciones. Estas piezas la gran mayoría de las veces son cachivaches que en una casa no sirve absolutamente para nada, solo para ocupar espacio y limpiarle el polvo muy de vez en cuando, pero lo único que interesa al depredador que no entiende nada de nada de antigüedades es coger algo barato, aunque sea una mierda disecada.

Estos aficionados como se le suelen llamar a los que van de entendidos de antigüedades, son los que menos vergüenza tienen. Yo, particularmente por mi afición a los libros y a otros temas, suelo visitar algunos rastrillos y he visto a estos individuos regatear a un señor que vendía una llave vieja en 2 € para que se la dejase en 1,50€. ¿A que manda cojones? Pues más cojones manda que haya imbéciles que se crean que en cualquier rastrillo puede haber un Murillo, que no digo que no, pero en copia mala o simplemente una decorativa  lámina envejecida por el paso del tiempo que en todo hace huella, el que ni ha logrado que cueste más de 10 € o 20€. Los rastros y mercadillos están muy bien para distraerse, por ejemplo buscar algo que ya no exista y se quiera tener como recuerdo, buscar un libro curioso, una figura de Lladró si la encuentra y poco más, porque lo bueno o decente, antes de ponerse el rastro ya está más que vendido a algún avispado anticuario.


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