Es la viuda de Andrés Casuche, doña Isabel de Siria quién en el año de 1600, compró unas casas en la antigua calle del Mar, hoy García de Vinuesa y las donó a la Orden Franciscana, dándose el inicio a lo que fue el Colegio de San Buenaventura. Este colegio llegó a ser una institución muy importante no solo de Sevilla sino también de España, ya que aquí se seguían estudios de las Sagradas Escrituras, teología y metafísica, siendo elevado por la fama que alcanzó a la categoría de estudio general.
La Iglesia del colegio comenzó a construirse hacia el año 1622, por el arquitecto sevillano Diego López Bueno, el que llevo unas condiciones en que habría de realizarse las obras que modificaría el colegio para poder construirse la misma.
En 1626, se contrato a Francisco Herrera “El viejo” para hacer las trazas de decoración de yesería y pinturas al fresco de los muros interiores, uno de los ejemplos más sobresalientes del arte sevillano de ese siglo. Esta Iglesia fue utilizada como caballeriza por las tropas francesas cuando la invasión napoleónica en España, igual que muchísimas más fueron utilizadas por estos cerdos franceses.
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