El Cristo de las Misericordia del Convento de Santa Isabel.


Magnífica obra señera e inigualable del maestro Juan de Mesa, las que muchos conocen y a la vez nada de su historia, cosa normal en el mundo cofradiero que todo lo hacen con querer sacar una imagen a la calle.

Terminando el siglo XVI,  la virtuosa dama doña Juliana Sarmiento creo Patronato y Hermandad “ para casamiento de mozas prostitutas que quisieran volver a la senda de la honestidad”, y al morir en 1621, lo designó como heredero universal de sus bienes, siendo la cláusula testamentaria donde explica que esté Patronato lo instituyó para gastar toda la renta que hubiera en casar mujeres descarriada dando a cada una 50 ducados de dotes;“ y si para casar alguna pertinaz en el vicio conviniere darle más 10 o más 20 ducados porque encuentre quien quisiera casar con ella, esta demasía se sacará  de los otros dotes”. 

Fue el Hermano Mayor o presidente de dicho Patronato un sacerdote jesuita, el padre Miguel de Escobar cuando la institución quiso acoger una imagen de Jesús Crucificado para que fuese el protector de las mozas descarriada acogidas en la casa residencial de Mercedarios de San José, quien influyó para que el autor de la imagen fuera Juan de Mesa, porque su Orden de la Compañía ya había recibido con alegría la imagen del Cristo de la Buena Muerte. Una joya que cualquier artista sueña con hacerla.

 Cuando el padre Miguel Escobar falleció, le sucedió en el cargo fray Domingo de los Santos, que formalizó con Juan de Mesa la escritura de concierto al no poderla realizar el padre Miguel, no sabiéndose donde se venero el Cristo de la Misericordia mientras estuvo en el convento de Mercedarios de San José, hasta extinguirse los antiguos patronatos y surgiendo otras instituciones de igual ayuda como la “Congregación de Hijas de María Santísima de los Dolores”, que también tenía un refugio para corrección de muchachas del mal  vivir. Esta comunidad  estuvo desde 1860 a 1869 en la Iglesia de San José, donde se encontró con la imagen de Juan de Mesa, que precisamente se había labrado con el fin de inspirar devoción y arrepentimiento a las mozas prostitutas, pasando el Cristo de la Misericordia al convento de Santa Isabel con las Hijas de María Santísima de los Dolores en 1869.

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