Allá por 1809, José I el energúmeno suprimió las ordenes monásticas, cerrando conventos y monasterios con el traslado de las Cofradías y muchísimas pérdidas de bienes.
Durante la Semana Santa de 1810, José Bonaparte se encontraba en Sevilla e indicó a las autoridades que quería ver a las Cofradías, por lo que solicitaron a estas que hicieran Estación de Penitencia. Pero de todas las Hermandades solo tres salieron en la tarde del Viernes Santo: la del Prendimiento de Santa Lucía, la del Gran Poder de San Lorenzo y las Tres Necesidades desde la Carretería, negándose todas las otras a tan cacicada de este cínico e impresentable.
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