Parece ser, que el Papa Pio XI, del que he hablado en alguna otra ocasión no tenía tantas preocupaciones como otros que si se tomaron su cargo en serio.
Pues este buen papita mando a instalar una mesa de billar, juego al que era bastante aficionado y pasaba tela de tiempo jugando contra Cardenales y miembros de la Guardia Suiza, menos con los pobres con cualquiera.
El único que le consiguió ganar al Papa fue un joven soldado de la Guardia, ¿se dejarían siempre los otros por intereses ganar? No lo sé, lo único que sé es que muchas preocupaciones seguro que no tendría.
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