Según los cronistas de la época de Napoleón Bonaparte, dicen que fue de una vida amorosa incesante y explosivo durante su matrimonio con Josefina. Los gritos de la pareja cuando hacían el amor o follaban eran tan alarmantes que asustaban a todo el palacio en los momentos de máximo placer, comentando alguna vez Josefina que a Napoleón le gustaba el sexo veloz y Furioso, como si de una guerra se tratase.
Fue tan ruidoso Napoleón en la cama en su noche de bodas, que el perro de Josefina, creyendo que Napoleón le hacía daño del malo y no del bueno, se abalanzó contra él y lo mordió. Así me gusta a mí, pero sin que me muerdan coño.
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