Mide la gran Catedral de Sevilla 116,12 metros de largo por 76 de ancho, sobresaliendo por la parte oriental con la Capilla Real que aumenta su longitud 19,65 metros.
El suelo de la Catedral era de ladrillo, no muy acorde con el majestuoso templo, el cual se ensuciaba bastante dando una gran oscuridad al magnífico templo, por esto se acometió en Febrero de 1789 la obra del pavimento. Concluyendose el 26 de Enero de 1793 el enlosado que hoy vemos, quedando en su historia la figura conocida popularmente como alguacil de los meados, que era celador de la Catedral y con una vara en mano, el que trataba de coger por sorpresa a los meones o meonas que siempre hubo igual que hoy haciendo sus necesidades detrás de alguna columna, las cuales daban un tufo que echaba para atrás al más pintao.
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