Estuvo muy presente el ver a las mujeres tapadas en Sevilla con el rostro cubierto en los siglos XVI y XVII al salir a la calle, la cual lo hacían con un manto, siendo de España las mujeres andaluzas las que más salían así, costumbre que heredaron del pasado.
Fue el manto para las mujeres de Sevilla una prenda de muchísima estima, hasta para las damas más acaudaladas. Prohibiendo las Cortes celebradas de 1586, que las mujeres fueran tapadas por los inconvenientes que estos traían, sobre todo para los coqueteos.
Felipe II también dictó algo parecido en 1594, y Felipe III en 1614, sin conseguir quitar el uso del manto, al que llamaron "arma de Satanás, cubierta del pecado", siendo así llamado como no, por los de siempre, unos frailes que con sus predicaciones decían que las damas no lucieran sus lindos rostro por calles y plazas. Muchos de los que predicaban seguro como tantos otros en la historia negra de la Iglesia, a espaldas de todos se follaban hasta a una cabra; pero queda muy bien predicar.
También fue el rey que pintará Velázquez el que dio una pragmática que decía: Mandamos que en estos reinos y señoríos todas las mujeres de cualquier estado y calidad que sean, anden descubiertos sus rostros, de manera que puedan ser vistas, conocidas y varias cosas más. Menos mal que a los Reyes últimos de Españita la de la Cañita no le han dado por aplicar esto a nuestras Cofradías, aunque a más de uno hasta le hubiera gustado por lucirse más de lo que lo hacen durante todo el año.
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