Una actitud altanera del rey Enrique IV en Sevilla.


El rey Enrique IV “El Impotente" hizo un viaje en 1455 a Sevilla, acompañado de su corte con un gran número de moros principales y ricos, los que gozaban de gran favor del monarca. Cuando esto llegaron a Sevilla se alojaron en las casas de nobles y acaudalados sevillanos, tocándole al pobre de Diego Sánchez de Orihuela hospedar al joven y violento Monjarras, el cual se enamoró de una hija soltera y que al parecer le correspondió. 

Pero Monjarras hombre de fuerte carácter, no contento con esto, la robó como se suele decir de su casa y se la llevó de Sevilla por la fuerza. Diego Sánchez de Orihuela y su esposa al saber lo ocurrido acudieron al Alcázar a pedir justicia al rey Impotente, que los recibió con enojo y una actitud altanera diciéndoles; en vez de venir a quejarse deberían de haber guardado más a la hija, contestación que indignó a todos los presentes, mandando el rey que nunca más volviera a su presencia la dolida madre,  gesto que alteró bastante al pueblo cuando fue enterado de la noticia, reuniéndose en el Alcázar en una actitud nada pacífica, lo que llevó a salir al rey a enfrentarse con ellos; pero como siempre hay un pelota, le quitó la idea el Conde de Benavente, quedando al final Monjarras sin ningún castigo y los padres de la joven desamparados. 

Como siempre, los reyes y los poderosos han hecho con el pueblo lo que  han querido, pasándose todo por donde ya saben ustedes.

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