El monumento de San Fernando se lo debe Sevilla a Isabel II, si, tal como suena, a aquella reina que hizo tanto por la ciudad. Es el día 4 de Octubre de 1862, cuando el Ayuntamiento de Sevilla, presidido por el Alcalde don Juan José García de Vinuesa, aprobó por unanimidad una moción que en virtud de la cual, y por encontrarse la reina en Sevilla en visita oficial, se acordaba eregir en la Plaza Nueva un monumento a Isabel II en reconocimiento a la reina.
Al recibir Isabel II en audiencia particular al Ayuntamiento en corporación el mismo día en el salón del Palacio de San Telmo, residencia de su hermana la Infanta María Luisa rechazó por completo tal ofrecimiento diciendo:
<<Yo no merezco tanto aún. Mi voluntad es grande pero mis medios no la igualan siempre. No quiero estatuas mientras viva yo>>. A lo que añadió, que en dicho lugar se levantará un monumento no a ella sino a San Fernando, como Santo y Conquistador de Sevilla, y así surgió dicho monumento por Isabel II y no por el pueblo sevillano, como hubiera sido lo normal. A partir de aquí se iniciaron las gestiones para la construcción del monumento a San Fernando, quedando todo parado al producirse el destronamiemto de Isabel II, la proclamación de la I República, y la Guerra Civil Carlista, hasta que en 1872, el rey Alfonso XII, en su primera visita oficial a Sevilla, cumple los deseos de su madre y pone la primera piedra del proyectado monumento en la Plaza Nueva el 31 de Marzo del mismo año.
<<Yo no merezco tanto aún. Mi voluntad es grande pero mis medios no la igualan siempre. No quiero estatuas mientras viva yo>>. A lo que añadió, que en dicho lugar se levantará un monumento no a ella sino a San Fernando, como Santo y Conquistador de Sevilla, y así surgió dicho monumento por Isabel II y no por el pueblo sevillano, como hubiera sido lo normal. A partir de aquí se iniciaron las gestiones para la construcción del monumento a San Fernando, quedando todo parado al producirse el destronamiemto de Isabel II, la proclamación de la I República, y la Guerra Civil Carlista, hasta que en 1872, el rey Alfonso XII, en su primera visita oficial a Sevilla, cumple los deseos de su madre y pone la primera piedra del proyectado monumento en la Plaza Nueva el 31 de Marzo del mismo año.
En 1880, el famoso don Joaquín Guichot hizo un proyecto del monumento que consistía en poner la estatua del Santo sobre tres grandes columnas existentes en la calle Mármoles. Proyecto que no se llevó a cabo, siendo por fin en 1915 cuando el Ayuntamiento decide eregir el monumento, que encargó al arquitecto Juan Talavera y Heredia, el cual consiste en un pedestal puesto sobre gradas.
El conjunto es de forma de polígono estrellado, con un segundo cuerpo cuadrado con hornacinas con doseletes góticos, en las que se encuentran cuatro figuras de personajes que acompañaron al Rey en la Reconquista de Sevilla: el Rey Alfonso X el Sabio, de Enrique Pérez Comendador; el obispo don Remondo, de Adolfo López Rodríguez; el caudillo de la Orden de San Juan, Garci Pérez de Vargas, de Agustín Sánchez Cid y el almirante Bonifaz, de José Lafita y Díaz, y la del rey Fernando III, el Santo, de Joaquín Bilbao Martínez. Monumento que quedó inaugurado el día 15 de Agosto de 1924.
El conjunto es de forma de polígono estrellado, con un segundo cuerpo cuadrado con hornacinas con doseletes góticos, en las que se encuentran cuatro figuras de personajes que acompañaron al Rey en la Reconquista de Sevilla: el Rey Alfonso X el Sabio, de Enrique Pérez Comendador; el obispo don Remondo, de Adolfo López Rodríguez; el caudillo de la Orden de San Juan, Garci Pérez de Vargas, de Agustín Sánchez Cid y el almirante Bonifaz, de José Lafita y Díaz, y la del rey Fernando III, el Santo, de Joaquín Bilbao Martínez. Monumento que quedó inaugurado el día 15 de Agosto de 1924.
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