Lleva en su mano Santa Marta un hisopo, instrumento que junto a la Santa, cuenta una leyenda de origen europeo, que había un dragón por los alrededores de Aviñón, Francia, que no paraba de matar y destrozar todo lo que se encontraba en su camino. Tras muchos ruegos de los lugareños, Santa Marta decidió enfrentarse con la bestia, y cuando se encontraron, la Santa roció al dragón con agua bendita de su hisopo, y enseñándole la Cruz quedó el animal calmado y noble como un cordero, por lo que aprovechó amarrándolo y sacó del bosque, donde los lugareños le dieron su merecido hasta terminar con él.
Con un hisopo igual que el de la Santa, habría que ir a más de un cerdo político para que se quedaran como corderos y no como zorros.
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