El retrato de Santa Teresa de Jesús fue pintado por su contemporáneo Fray Juan de la Miseria en 1576, siendo en este tiempo cuando la Santa estuvo en Sevilla para fundar un convento, retrato que tiene más valor histórico que artístico, el cual se encuentra en el convento de San Jose, conocido popularmente como Las Teresas.
Cuenta la historia o la leyenda, que no le gustó mucho a la Santa el resultado de la pintura, expresando con su lenguaje espontáneo, que "la había pintado fea y legañosa". Como vemos, no por ser Santa se tiene que dejar de ser presumida, cosa que más de uno pondría el grito en el cielo.
Este cuadro representa a Santa Teresa de Jesús de medio cuerpo, con el hábito y capa del Carmelo y en la parte superior izquierda un rompiente de luz, desde el que la ilumina el Espíritu Santo, con una leyenda que rodea su cabeza, estando escrita la frase del salmo 88: Misericordias Domini in Eternum Cantabo.
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