Ni soy rancio, ni soy un soplapollas o una soplapollas, pero hay cosas que me tocan los huevos, y más cuando se trata de mi queridísima y admirada Centuria de la Macarena.
Una broma la admito, dos y hasta mil, pero quien se atreva a ponerme en mi muro o etiquetar con la foto que está por las redes de un señor que no voy a mentar por respeto a su persona y que no tiene culpa que lo disfracen de ARMAO, lo bloquearé inmediatamente. Mucha historia y de la buena tiene esta institución no sólo en Sevilla, en el mundo, para que hagamos un carnaval de Ella cuando es y seguirá siendo una de las estampas más bella de la Semana Santa de Sevilla, una estampa clásica que nada tiene que ver con lo que cuatro aburridos y aburridas impresentables confunden con el humor barato, la cual se caracteriza por tres cosas: Llevar la Esperanza por donde pasan, sentir el ser Macareno y parar la injusta Sentencia todas las Madrugá del Viernes Santo.
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