La lluvia, queramos o no, siempre ha estado presente en la historia de nuestras Cofradías, por mucho que hablemos de ella será lo que Dios o la Madre Naturaleza quieran, no cuatro aburridos que sólo saben hablar de lo mismo, la lluvia.
En el año 1990, la Hermandad de Jesús Despojado tuvo que salir desde la Iglesia de San Gil, bastante lejos de su sede canónica por las obras que se estaban realizando en su Capilla, siendo un día muy inestable y con muchas nubes. Un día que se encapoto con mala leche para descargar agua tela, telita marinera, la cual cogió al palio de la Virgen que hasta bastante entrada la noche no se pudo refugiar.
Día que no paró de llover, de esos que por mucho que se llame a 1.000 sitios y se retrase la salida o todos miremos al cielo, está escrito de que va a caer la de San Quintín, contándose que tras la Virgen, la banda interpretaba la maravillosa marcha y nunca mejor tocada que en esta ocasión de "Virgen de las Aguas" de Santiago Ramos, la que hizo emocionarse aún más al cielo sevillano, llorando más por la tan deslucida salida de esta queridísima Hermandad.
Día que no paró de llover, de esos que por mucho que se llame a 1.000 sitios y se retrase la salida o todos miremos al cielo, está escrito de que va a caer la de San Quintín, contándose que tras la Virgen, la banda interpretaba la maravillosa marcha y nunca mejor tocada que en esta ocasión de "Virgen de las Aguas" de Santiago Ramos, la que hizo emocionarse aún más al cielo sevillano, llorando más por la tan deslucida salida de esta queridísima Hermandad.
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