Como la vida misma.


Hay rincones que enamoran a uno, este por ejemplo de la playa de la Costilla en Rota me puede con los Caños de Meca. Donde pasear y tertulias con una buena cerveza no tiene precio. Bonito el mar, donde mejor se sueña y mejor se aparta uno de imbéciles y estúpidos que no comprenden a la VIDA, esa que va y viene como las olas del mar.

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